Yo, la peor de todas
Yo la peor de todas
Juana Inés de la Cruz ingresó en un convento para poder estudiar. En el México colonial, los virreyes la protegían, pero la Iglesia la censuraba por enseñar canto a sus alumnas y por dedicarse a la astronomía, la poesía, el teatro, la filosofía y la teología. Sor Juana pagaría muy caro su fervor poético y más aún su atrevimiento teológico al independizase México.
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